Marcos López es el directivo de la agencia de detectives en Barcelona, en la villa de Barcelona.
Él, es una persona íntegra, y por mucho que lo puedas pensar, no lleva gabardina con sombrero, ni una lupa mientras inspecciona el suelo, ni un periódico con orificios para los ojos. El que se convierte en un detective, lo hace desde joven. Nos encontramos que esta persona viste con camisa y americana y que tiene un despacho que bien podría ser el despacho de un letrado o bien un consultor fiscal. “La gente tiene una idea preconcebida de lo que es un investigador privado. Siempre nos estamos imaginando al típico estereotipo más enfocado al peliculero”, nos podría estar contando mientras está sentado en su oficina. Una de las cosas que tenemos y deberíamos de pensar hacia los demás es que somos y por ello, hay que tener en cuenta que “Nos hemos convertido básicamente somos como un gran apoyo para investigaciones particulares o bien legales también y una gran parte de nuestra tarea es trabajo de oficina sentado en muestra silla delante del ordenador, rastreando en Internet a la persona investigada. Y cada vez nos lo ponen más fácil”.
Las redes sociales y los móviles se han transformado en un camino de arena sobre el que vamos dejando huellas simples de continuar. Si charlamos de Policía o bien Servicios de Inteligencia, encontrarnos o bien proseguirnos resulta -prácticamente siempre y en toda circunstancia- labor fácil. Conforme un estudioso de la UDYCO de la Policía Nacional (la unidad dedicada a la lucha contra el narcotráfico) “solo llevar el móvil encendido en el bolsillo basta para encontrar a alguien. Y, conforme exactamente en qué casos, asimismo es posible con él apagado”. Esta ubicación, además de esto, no precisa autorización judicial.
Si los estudiosos cuentan con autorización judicial, pueden rastrear todos nuestros datos con solo pedirlo a nuestra compañía de teléfonos o bien haciendo lo propio por medio de las redes sociales. De esta forma, es aproximadamente simple proseguir en tiempo real a una persona: dónde va, qué tren coge, dónde come, cuando duerme… Somos de manera permanente perceptibles mediante nuestros móviles y mediante cada conexión a Internet. Somos como una diana andante, pues es como si pudiéramos tener una flecha gigante de color de neón parpadeante en todo momento sobre nuestras cabezas.
Mas, ¿qué sucede si alguien extraño a los cuerpos de seguridad decide espiarnos? Alguien como, por servirnos de un ejemplo, un investigador privado. La contestación es que, sin violar ninguna ley, asimismo resulta fácil dar con nosotros y observarnos. Somos más simples de supervisar que jamás.
Investigación a través de redes sociales
Un investigador privado no tiene ningún privilegio legal para poder investigar a alguien. Esto es, se somete a exactamente la misma legislación que cualquier ciudadano, con lo que no se le deja intervenir un teléfono o bien piratear una cuenta.
Nos lo explica Mario Arturo, presidente de la Asociación Profesional de Detectives Privados de España (APDPE). “Los detectives podemos llegar hasta donde en público haya llegado la persona a investigar. En definitiva: si cualquier persona puede ver ese contenido, asimismo. No podemos entrar en la amedrentad de la persona bien sea su domicilio, su móvil, sus datos personales en redes no abiertas al público, etc.. Tampoco se nos permite poder mirar de emplear y usar casi ningún tipo de género de medio material o bien técnico que atente contra la amedrentad personal o bien familiar”.
Los detectives privados no pueden saltarse ninguna ley y, incluso de esta forma, por medio de las redes sociales y el móvil consiguen la mitad de sus objetivos.
Y a pesar de estas restricciones los estudiosos particulares acostumbran a dejar prácticamente resueltos sus casos solo con continuar nuestra huella digital. Se prueba, nuevamente, que los ciudadanos del siglo veintiuno somos exageradamente simples de rastrear. “Lo primero que hacemos cuando empezamos a investigar a una persona, es googlear. Metemos el nombre en el buscador y se abre un planeta de posibilidades”. Lo explica -con una media sonrisa- Alicia Lerma, directiva de Rastros Detectives. “La gente deja todo lleno de huellas y, si no son , son sus amigos o bien familiares”, agrega.
Mario Arturo, presidente de APDPE, agrega que “actualmente, es muy complicado dejar de ser parte de ese gran hermano que supone ser participante de buscadores web, aplicaciones y redes como Fb, Twitter o bien Instagram. Y los detectives se sirven de ello”.
“Solo con lo que hallamos en Internet, solucionamos prácticamente la mitad del asunto”, reanuda Saúl Pérez, de Pleka Investigación. “La gente nos lo pone fácil”.
Tener en cuenta los detalles para investigar
Hace unos meses, Alicia debió investigar a una trabajadora de una compañía que llevaba múltiples meses de baja laboral. “Aseguraba que tenía una lesión lumbar, lo que le inhabilitaba para trabajar”. Alicia buceó un tanto en las redes sociales y halló, en la cuenta de una amiga de la investigada, una fotografía en la que salía corriendo una media maratón. “A veces uno procura ocultar su indicio, mas no puede supervisar todos y cada uno de los tentáculos de Internet”.
Algo similar le ocurrió a Saúl. Estudiaba a un trabajador de baja por una lesión en el hombro que le impedía cualquier género de movimiento y encontró un vídeo lanzando a su nieto al aire mientras que jugaban.